MyDoom, WannaCry, BlackEnergy, ILOVEYOU, SoBig y DarkTequila. Suenan como nombres inofensivos, pero en el mundo de la ciberseguridad son sinónimos de terror. En ellos están representadas algunas de las peores amenazas que, en forma de malware, rondan a los sistemas informáticos del planeta.

Entre todos, a lo largo de casi dos décadas, han causado pérdidas por alrededor de 100.000 millones de dólares y han postrado empresas privadas, oficinas gubernamentales y sí, equipos particulares.

Pero el Samsung NC10 que se vendió por estos días por 1,2 millones de dólares en una subasta vía Twitch no fue víctima por casualidad. El equipo (un portátil de 14 GB que hoy resulta modesto, ya que fue lanzado por allá en 2008) fue infectado deliberadamente por el artista Guo O Dong, en asocio con Deep Instinct, una consultora de seguridad informática.

Por eso, más que un portátil en sí, ‘The Persistence of Chaos’ es una instalación artística más apropiada para un museo que para una casa o una oficina. El artista ubicó el equipo sobre un atril blanco en una galería de arte, rodeado por cintas amarillas y negras, como una demostración del perturbador poder que las amenazas virtuales pueden llegar a ejercer sobre el mundo real.

Quizás la más célebre sea WannaCry, un ransomware que se hizo mundialmente conocido en 2017 tras atacar a compañías y organizaciones de todo el mundo, incluida Telefónica y la red de hospitales del Reino Unido. Se estima que infectó 200.000 equipos en 150 países antes de ser neutralizado.

Más antiguo, pero potencialmente más dañino, ILoveYou fue un gusano que infectó unos 50 millones de computadores en el año 2000 y que muchos creen fijó en la memoria colectiva la idea de lo que es un virus informático.

MyDoom es un especialista en e-mails que en 2004 causó una epidemia de adware, un software malicioso diseñado para mostrar anuncios en la pantalla del equipo infectado. Por su parte, DarkTequila se enfocaba en robar información bancaria.

Aunque ya pasó su apogeo, las amenazas que contiene este portátil siguen ‘vivas’ y podrían volver a causar daños en nuevos sistemas si llegaran a ser ‘liberadas’. Para que no puedan concretarse en nuevos ataques, el computador vendido fue alterado para convertirlo en una isla, incapaz de conectarse a una red wifi. Es por eso que pudo ser subastado, pues la ley en EE. UU. penaliza la venta de virus con intención de dañar.

Fuente: eltiempo.com

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