El reciente ataque a la empresa Target en donde robaron 40 millones de tarjetas de débito y crédito, permitió a los delincuentes crear un «nuevo producto»: cientos de miles de tarjetas en blanco emitidas por bancos fuera de Estados Unidos y que se están utilizando en todo el mundo.

Brain Krebs publicó una historia acerca del sitio rescatador.la donde explica cómo dos bancos compraron tarjetas a los ladrones para descubrir cómo obtenían los números de tarjeta de crédito que luego codifican en nuevas tarjetas en blanco y las utilizan para ir de compras.

Una característica clave de esa tienda en particular es que cada tarjeta se asigna a un determinado nombre «base». El término escogido es un argot que se refiere a una palabra código arbitraria que describe todas las tarjetas robadas de un comerciante específico. En ese primer caso el nombre base fue «Tortuga».

Ahora se publicó una segunda operación llamada «Operation Barbarossa», que consta de más de 330.000 tarjetas de débito y de crédito emitidas por bancos en Europa, Asia, América Latina y Canadá.

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Según un banco grande en los Estados Unidos que adquirió el muestreo de las tarjetas a través de varios países, todas las tarjetas en la base de Barbarossa también fueron utilizados durante el período de tiempo de la brecha de Target.

Las tarjetas para la venta en la base de Barbarossa varían en precio desde U$S 23,62 a U$S 315 por tarjeta. Los precios parecen estar influenciados por una serie de factores, incluyendo el banco emisor, el tipo de tarjeta (débito o crédito), qué tan pronto expire la tarjeta y si la tarjeta tiene una notación especial que a menudo indica un límite superior de crédito, como por ejemplo una tarjeta platino.

Los precios también parecen estar influenciados por lo raro que es encontrar tarjetas de un banco específico disponible en el mercado negro. Las tarjetas más caras fueron emitidas por los bancos en Singapur, Corea del sur y los Emiratos Árabes Unidos.

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