La combinación de la capacidad de computación junto a la disponibilidad de inmensas cantidades de información ha permitido el desarrollo de una antigua ambición del ser humano que es delegar en las máquinas tareas que hasta ahora le estaban solo limitadas a él: la elaboración de predicciones en entornos complejos y la toma de decisiones.
Con la Inteligencia Artificial (IA) somos capaces de interpretar una imagen y detectar una enfermedad, establecer una conversación o anticipar riesgos a mucha mayor velocidad que antes, como el riesgo de un impago o de un fraude a la hora de cobrar un seguro. En el campo de la ciberseguridad, que consiste en evitar riesgos en torno a nuestros activos digitales, la IA también tiene un amplio campo de actuación.
La Inteligencia Artificial, como conjunto de técnicas predictivas y de autoaprendizaje están ayudando a mejorar la ciberseguridad. Para ello recurre a la calibración continua de los algoritmos a medida que se van exponiendo a nueva información. El grado de complejidad y dispersión de los sistemas con los que trabajan las empresas actualmente hace que los medios tradicionales y manuales de vigilancia, supervisión y control de riesgos se hayan demostrado insuficientes. Además, el mismo uso de la IA por parte de los ciberdelincuentes hace nuestros sistemas mucho más débiles.
¿Cómo puede mejorar la Ciberseguridad con la Inteligencia Artificial?
Aplicaciones actuales de la IA a la ciberseguridad son amplias:
Thead hunting: identificación de amenazas y neutralización de ciberataques. Las técnicas tradicionales que se apoyan en la identidad o la utilización de indicadores de compromiso (indicators of compromise) se pueden ver mejoradas, cerrando brechas de seguridad al gestionar e interpretar indicadores de comportamiento.
Gestión de vulnerabilidades (Vulnerability Management). El número de vulnerabilidades crece cada año y no es suficiente esperar a que los ciberdelincuentes las exploten para reaccionar ante ellas. User and Event Behavioral Analytics (UEBA) permite identificar comportamientos anómalos que señalen la actividad de ciberataques incluso antes de disponer de los parches que corrigen las vulnerabilidades.
Data centers. La IA, como en otros ámbitos en los que actúa, facilita la optimización y monitorización de centros de procesamiento de datos esenciales además de ayudar a detectar amenazas de comportamientos anómalos. Mejora el aprovechamiento de estos recursos y su evolución, con los consecuentes ahorros de costes y reducción de riesgos como, por ejemplo, la caída de los servicios o la ejecución de un software malicioso.
Seguridad en las redes. Tanto en el ámbito de las políticas de actuación frente al comportamiento de los usuarios como en el ámbito más topográfico a la hora de identificar qué procesos corresponden a cada aplicación, la IA permite aprender los patrones de comportamiento del tráfico en la red y recomendar la agrupación de cargas de trabajo, así como la aplicación de políticas de seguridad.
Identificación segura de usuarios (Securing Authentication). Tanto para la protección de los usuarios que acceden a nuestros servicios, como al conjunto de elementos que pasa a utilizar, la IA puede identificar el uso de identidades falsas o los ataques de fuerza bruta, confiriendo una barrera adicional al acceso fraudulento a nuestros servicios, más allá de la autenticación de usuarios o el uso de captcha.
Privacidad de la información y compliance. La IA ayuda a clasificar de manera automática la información por su nivel de criticidad de cara a distintas regulaciones como la GDPR. Esto implica ahorros respecto a los esfuerzos que actualmente se hacen de forma manual, evitando los riesgos que ello supone.
Bloqueo de bots a partir de su comportamiento. La actividad de los bot sin tener que ser maliciosa consume ancho de banda de nuestros servidores, perjudicando la experiencia de usuario de nuestros verdaderos clientes. La IA permite clasificar la actividad de estos visitantes para limitar su acción.
Estos casos de uso son una realidad para los actores más avanzados del mundo digital, como Google que introdujo la IA en ciberseguridad en su servicio de Gmail o IBM/Watson que incluye entre sus herramientas de seguridad esta combinación. Otros casos destacados son los de Juniper Networks o Balbix.
Tanto porque los cibercriminales se están apoyando en la IA para realizar sus ataques como por las ventajas que aporta para la gestión de diferentes sistemas y servicios de ciberseguridad, la implementación de soluciones de seguridad que utilicen la Inteligencia Artificial se ha convertido en una necesidad. Mejoraremos a la hora de detectar a “los malos”, reduciremos los costes para nuestros niveles actuales de seguridad y mejoraremos la experiencia de nuestros clientes y usuarios.