Los CDN son redes de servidores distribuidos geográficamente que ayudan a las diferentes páginas web a entregar sus contenidos en cualquier parte del mundo de una forma rápida y segura. Muchas de las páginas en las que navegamos a diario están ubicadas en un único lugar físico, por lo que, para acceder a ellas, todo lo que contienen tiene que viajar desde su servidor a nuestro dispositivo, y cuanto más lejos están el uno del otro, mayor es el tiempo de carga y peor la experiencia del usuario.
El papel de los CDN como Fastly es precisamente que eso no ocurra. Para ello, replican las webs de sus clientes o algunos de sus contenidos estáticos, como el diseño o las imágenes, en varios servidores distribuidos geográficamente para que la persona pueda acceder a la página desde el que tiene más cerca, de tal forma que la velocidad de carga se reduce considerablemente. Además, también cumplen un importante papel de respaldo, ya que si un servidor falla, conectan con otro que siga funcionando, de tal manera que ni el acceso ni la velocidad de carga de la página se vean perjudicadas.
Sin embargo, cuando es la arquitectura que te respalda la que se cae, el problema es mayúsculo, porque no sólo se deja de funcionar una página, sino todas las que están en la red de la CDN, que es lo que ha pasado hoy con Fastly. Un problema que no suele ser habitual y que, por la cantidad de las páginas afectadas y el tiempo que han estado inoperativas, evidencia un fallo relativamente serio en la infraestructura. Fastly, por el momento, no ha explicado a qué se ha debido el fallo.
La caída de Fastly ha puesto de manifiesto que la dependencia de un único proveedor en un punto clave de las telecomunicaciones puede ser crítico si éste falla de forma masiva. Sin importar los servidores en los que estuviesen alojados estas webs -propios, AWS, Azure, Google Cloud u otros-, todos han dejado de funcionar porque Fastly se ha caído.
Particularmente llamativo ha sido el caso de Amazon, cuyas diferentes webs se han visto afectadas por la caída de Fastly cuando AWS tiene su propio CDN, Amazon Cloudfront. Pero los de Jeff Bezos no utilizan el servicio que comercializan para sus propias webs, ya que han preferido descentralizarse para evitar un punto de fallo.
La intención era que, si caía su infraestructura, al menos tuviesen el respaldo de un CDN que no dependiese de sus servidores. Sin embargo, el fallo de Fastly ha tenido el efecto inverso: ha evidenciado lo frágil que es incluso el gigante tecnológico que actualmente domina la computación en la nube, cuyas webs han seguido operativas, pero sin diseño, imágenes o vídeos.
El motivo de que la caída haya afectado a todas estas grandes empresas es sencillo: Fastly es un CDN orientado, fundamentalmente, a grandes empresas, a las que ofrece ventajas respecto a sus rivales como una mayor velocidad de carga, APIs de largo alcance y actualizaciones en tiempo real.
Su principal competidor en el mercado, Cloudflare, en cambio, está más enfocado en pequeñas y medianas empresas. Lo que no quita, claro está, que algunas grandes compañías, como Discord, Dropbox o Pinterest, confíen en ella. Esta tecnológica proporciona a sus clientes servicios de CDN «llave en mano», es decir, listos para funcionar sin necesidad de saber de programación. Las herramientas de Fastly, en cambio, son más complejas y difíciles de manejar para alguien que no sea programador.
Así, tanto Cloudfare como Fastly ofrecen una red de servidores que replican las webs o algunos de los contenidos de las páginas de sus clientes para acelerar la carga de estas en zonas remotas, además de protección y seguridad DDoS, pero sus clientes son distintos.
Cloudfare es más antigua -fundada en 2009- que Fastly -2011- y es más conocida que ésta, fundamentalmente porque sus servicios son usados por más clientes. Sin embargo, Fastly ha obtenido una sólida posición pese a ser más joven gracias a que ha desarrollado un lenguaje de Edge Computing que se considera el mejor del sector de los CDN.