El vinilo ha resurgido como soporte físico para disfrutar de la música, pero parece que a alguien se le ha ocurrido ir más allá: un usuario ha utilizado uno de estos discos para arrancar un viejo IBM PC y demostrar que este tipo de soporte podría servir para eso.

El experimento demuestra cómo es posible almacenar 64 KB en el vinilo y así cargar el código básico de arranque de un PC que hace uso de un kernel FreeDOS modificado y que da como resultado esta fascinante aplicación de un vinilo en un giradiscos. Qué ingenio el de algunos usuarios.

Ni se les ocurra hacer esto en casa (o quizás sí)

Josef Bogin, un desarrollador software, explicaba en su blog cómo conectó el IBM PC con un reproductor de discos a través de un amplificador.

En ese vinilo se encargó de grabar los «sectores» con la información necesaria para poder iniciar ese PC con una interfaz en modo texto básica. Para ello la secuencia de arranque parte de un cargador de arranque en una EPROM que se encarga luego de seleccionar el giradiscos como dispositivo de arranque.

Es entonces cuando el vinilo comienza a reproducir un sonido muy especial: el que corresponde a la grabación analógica de 64 KB, que acaba tras 6 minutos y 10 segundos a 45 rpm y que se encarga de leer y trasladar a la memoria el kernel FreeDOS -modificado por requisitos de espacio-, una pequeña variante de una interfaz de comandos COMMAND.COM e includo una versión parcheada de INTERLINK que permite transferir ficheros a través de un cable paralelo de impresora. Rizando el rizo.

El proyecto parte de otro que ya tenía en marcha este usuario desde hace tiempo llamado BootLPT/86 y que permitía iniciar antiguos sistemas x86 (como un IBM PC) a través de una conexión por cable paralelo. Bogin tuvo que hacer algunos ajustes en la reproducción y aplicar corrección de señal en el amplificador, un proceso que permitía que la lectura de los datos fuera la correcta.

Como él señalaba, el módem del cassette —los IBM PC tenían soporte para estas unidades, aunque no fuera lo normal usarlas—, encargado de recoger esos sonidos y «traducirlos», necesitaba una grabación «prístina» sin ruidos adicionales que son desde luego habituales en los discos de vinilo, algo que hacía aún más complicado el proceso.

El resultado es el acceso a una interfaz de comandos básica pero funcional que desde luego muestra cómo se pueden lograr cosas alucinantes con algo de ingenio. Más allá de la utilidad real del proyecto, la idea y su ejecución son realmente sorprendentes, ¿Qué te parece?.

Fuente y redacción: xataka.com

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