La importancia del Programa de Vulnerabilidades y Exposiciones Comunes (CVE), gestionado por MITRE, no debe subestimarse. Durante 25 años, ha servido como punto de referencia para que los profesionales de la ciberseguridad comprendan y mitiguen las vulnerabilidades de seguridad. Al proporcionar un método estandarizado para nombrar y catalogar las vulnerabilidades conocidas, ofrece a los defensores un lenguaje común para comprender, priorizar y responder a las amenazas del mundo real.
El programa ha dependido tradicionalmente de la financiación del gobierno estadounidense para mantener sus operaciones y, lamentablemente, no se dispone de bases de datos equivalentes que operen a la misma escala. Por lo tanto, la decisión del gobierno estadounidense de retirar su tutela del programa ha generado sorpresa y preocupación en la industria.
Una extensión de 11 meses de la financiación federal proporciona un alivio a corto plazo, pero hace poco para aliviar las preocupaciones generales sobre la estabilidad a largo plazo de un sistema del que depende la ciberdefensa global.
Con el presupuesto futuro y la gestión del programa en cuestión, la industria de la seguridad se enfrenta a una pregunta incómoda: ¿cómo podemos permanecer preparados y alineados sin esta pieza crítica de infraestructura compartida?
Aplicación del Programa CVE a la formación y preparación
Para muchos profesionales de la ciberseguridad, el programa CVE es la base para la práctica práctica en ciberseguridad y una evaluación comparativa crucial de la preparación en seguridad.
Los ejercicios de entrenamiento deben basarse en escenarios reales. La aplicación del programa CVE ayuda a mejorar el entrenamiento crucial del equipo púrpura, con simulaciones de ataques actualizadas , centrándose en vulnerabilidades conocidas y mejorando la colaboración y la respuesta entre los equipos rojo y azul. En definitiva, garantiza que los equipos se entrenen contra las amenazas más prevalentes y se mantengan al tanto de las que están en constante evolución.
Cuando la precisión del programa se ve afectada por inconsistencias en la categorización, retrasos o financiación volátil, se produce un efecto dominó. Los escenarios de capacitación pueden empezar a retrasarse. Esto significa que los profesionales de ciberseguridad se quedan atrás y podrían no tener acceso a información actualizada sobre los ataques, lo que puede dar lugar a estrategias de defensa y capacitación obsoletas.
Estos puntos ciegos se agravarán con el tiempo, comprometiendo la preparación en ciberseguridad de los equipos y las organizaciones, así como su capacidad para defenderse de las amenazas activas. Esto significa que los equipos podrían, sin darse cuenta, perder tiempo preparándose para amenazas obsoletas sin estar al tanto de las actuales.
Además del riesgo, esto supone una importante presión adicional de tiempo y recursos para los profesionales cibernéticos que trabajan en primera línea en las crisis. Esto puede reducir la confianza en los equipos, que no se sentirán bien preparados para la evolución de los ataques. Es un efecto multiplicador con enormes repercusiones para las organizaciones y sus empleados.
El efecto dominó en todo el ecosistema cibernético
Un programa de CVE deficiente o ineficaz afecta a todo el panorama empresarial. La ventaja de este programa es que los profesionales, tanto de pequeñas empresas como de multinacionales, pueden acceder a avisos en tiempo real sobre vulnerabilidades conocidas. La información sobre amenazas fragmentada , los retrasos en la aplicación de parches y la comunicación inconsistente entre equipos y organizaciones son posibles consecuencias.
En sectores críticos como la salud, las finanzas y la energía, incluso un pequeño retraso en la respuesta a una vulnerabilidad puede marcar la diferencia entre un ataque contenido y uno exitoso. También reduce la seguridad de los pequeños proveedores que pueden depender de empresas más grandes o prestarles servicios.
Nuestra investigación reciente muestra que los CISO ya están preocupados por su capacidad para gestionar eficazmente una crisis. Cualquier inestabilidad en el sistema de CVE solo intensificaría estas preocupaciones y debilitaría aún más su preparación.
Los CVE permiten a los responsables de seguridad rastrear tendencias, pronosticar el próximo grupo de amenazas y presupuestar en consecuencia. No solo se perderán vulnerabilidades individuales, sino también su contexto. Será difícil rastrear dónde se encuentran, cómo funcionan y cómo se integran con otras vulnerabilidades del ecosistema. La pérdida de transparencia compromete tanto la planificación estratégica como la postura defensiva.
Seguridad basada en la confianza y la colaboración
El sistema CVE siempre ha sido un recurso de confianza y colaboración en el ámbito de la ciberseguridad. Sin embargo, cambios fundamentales en el sistema CVE, ya sea por falta de financiación o por una repriorización, ponen en riesgo la capacidad de los equipos azules para confiar en la estructura o los conocimientos compartidos. Esto probablemente puede generar fragmentación dentro de los sectores y en la industria en general, lo que afecta al valor compartido de una postura de seguridad compartida y una defensa unificada.
Un equipo de seguridad podría detectar una debilidad, otro podría ya haber comenzado a aplicar parches y un tercero podría ni siquiera saber de su existencia. Esta confusión se extendería a través de las fronteras, dejando a las empresas y agencias gubernamentales responsables de infraestructuras nacionales críticas en diferentes etapas de concientización y respuesta. Sin un sistema central como CVE, las respuestas a las amenazas se vuelven reactivas y dispersas, poniendo en riesgo a empresas e individuos.
Buscando alternativas, pero no reemplazos
Estas incertidumbres sobre el futuro de los CVE llevan a cuestionar alternativas viables que podrían reemplazar el programa si llegara a suceder. La inteligencia artificial, por ejemplo, es una herramienta poderosa que puede ayudar a detectar amenazas de forma temprana y categorizarlas.
Estas capacidades podrían emplearse como medida provisoria, detectando y priorizando nuevos exploits incluso si los canales oficiales dejan de funcionar.
Pero la IA no es un sustituto. Si bien puede automatizar algunos aspectos de la gestión de vulnerabilidades , no puede sustituir la coordinación, la verificación y la transparencia humanas que ofrece el sistema CVE. Los algoritmos no pueden asumir por sí solos el peso de la comunicación global de amenazas. Lo que se requiere es un compromiso sólido y a largo plazo con los sistemas que funcionan y un modelo de gobernanza estable que garantice la resiliencia ante el cambio.
Más allá de la IA, un grupo de expertos y exmiembros de la Junta de CVE creó la Fundación CVE, una nueva entidad sin fines de lucro creada para continuar con la operación del programa cuando expire el contrato MITRE. El objetivo es salvaguardar el programa CVE y mantenerlo accesible a la comunidad de seguridad global a largo plazo.
Aunque aún se encuentra en sus inicios, el énfasis de la fundación en la independencia y la continuidad es una señal positiva. Representa una oportunidad para crear algo más duradero, con una gobernanza más representativa de la naturaleza internacional de las amenazas actuales.
Un llamado a la estabilidad
Esta incertidumbre actual en torno al programa CVE debería ser una llamada de atención. Toda infraestructura de ciberseguridad compartida, ya sean CVE, MITRE ATT&CK o plataformas abiertas de inteligencia de amenazas, no debe considerarse un asunto secundario. Son cruciales para la preparación, respuesta y recuperación de los profesionales ante ciberataques, y para mantener un conocimiento continuo de la preparación en ciberseguridad.
En un entorno donde los ataques son cada vez más sofisticados y frecuentes, comprometer uno de los sistemas fundamentales de la industria es una apuesta arriesgada. Lo que se necesita ahora es reafirmar el apoyo a largo plazo, tanto financiero como estructural.
Estados Unidos puede mantener su posición como referente del programa, o este puede evolucionar, y la financiación compartida y la custodia conjunta pueden ocupar su lugar. En cualquier caso, la prioridad debe ser mantenerse al tanto de las amenazas y capacitar continuamente a los profesionales y a la próxima generación de defensores.
Fuente y redacción: helpnetsecurity.com