La industria de la tecnología está repleta de palabras de moda y frases, y la transformación digital es uno de esos términos que describen lo que muchas empresas aspiran a emprender. El problema es que cuando se enfrentan a la realidad de lo que implica ese proceso de transformación, muchas caen en la cuenta de lo difícil que puede ser transitar ese camino mientras se intenta que el negocio continúe de la forma habitual. Pese a eso, hay ejemplos impresionantes de empresas que han cambiado de rumbo y transformado sus negocios al integrar la tecnología digital a su estructura para cambiar sustancialmente su forma de operar y cómo ofrecen valor a los clientes.
Microsoft es un caso puntual. Bajo el liderazgo de Satya Nadella, el precio de las acciones, que se había mantenido estable durante casi una década, se ha triplicado. Al crear un entorno de trabajo colaborativo y poner el foco en el futuro y la innovación, Nadella logró que Microsoft pasara de ser una empresa de tecnología de los años 90 que ofrece productos similares, para convertirse, una vez más, en una organización de vanguardia que ofrece productos visionarios. Cambiar la cultura de una empresa, que en el momento en que se hizo cargo contaba con más de 120,000 empleados, está lejos de ser un pequeño logro.
Transformar un negocio de esta manera no es una tarea sencilla y requiere de una gran cantidad de coraje y liderazgo visionario. Los elementos principales incluyen: migrar de sistemas locales a nubes híbridas, modernizar el software financiero y operativo, mejorar la experiencia de los clientes al usar la tecnología y crear un entorno de trabajo más dinámico y flexible. Ante la necesidad de implementar el teletrabajo y otras medidas de aislamiento a raíz de la pandemia del COVID-19, muchas empresas han adoptado algunos de estos elementos, utilizando la tecnología por necesidad. Este desvío forzado de lo que es la dinámica normal del negocio puede que haya sido el primer paso hacia la transformación digital.
Cuando los gobiernos decidan poner fin a sus medidas de confinamiento, ¿aceptarán estas empresas la oportunidad y continuarán el proceso de transformación digital, o volverán a la forma anterior de hacer negocios?
Ingresar la seguridad
La transformación digital trae consigo consideraciones adicionales para la seguridad informática y recientemente hice una presentación (virtual) en Segurinfo, el congreso anual de seguridad la información que se realiza en Argentina, sobre la necesidad de aprovechar esta oportunidad de transformarse y hacerlo teniendo presente a la seguridad. Empresas de todo el mundo han adaptado su dinámica de trabajo durante la pandemia y han adoptado el uso de la tecnología para proporcionar acceso a datos y redes, realizar videoconferencias, utilizar herramientas de colaboración y servicios en la nube. Antes del período de confinamiento, el 16% de los trabajadores en Argentina trabajaba con poca frecuencia desde su casa, y menos del 3% lo hacía de forma permanente, según datos de iProUP. En comparación, los números para los EE. UU. son 43% y 3.6%, respectivamente. Si bien la proporción de personas que trabajan de manera permanentemente desde casa es similar, la diferencia en cuanto a la capacidad de la fuerza laboral en general de ser flexible en este punto es clara y demuestra que la transformación digital ha evolucionado más en los EE. UU. que en Argentina.
Si bien la flexibilidad de la fuerza laboral es solo una pequeña parte de la transformación digital, la misma conlleva la necesidad de garantizar que los servicios se implementen de manera segura. Los dispositivos deben protegerse de muchos tipos de riesgos, como es el robo y la interferencia en la información de la organización. Para ello será necesario considerar, como mínimo, el uso de cifrado de disco completo, una autenticación multifactor sólida y el uso de una tecnología VPN para acceder a los datos. Las aplicaciones y herramientas para permitir el trabajo de manera remota deben ser examinadas y configuradas para proteger los datos de los clientes y el material confidencial de la empresa, y los empleados deben estar preparados para reconocer estafas como el phishing y el Business Email Compromise (BEC), ya que estos pueden ser más fáciles de explotar por parte de un atacante cuando el personal está trabajando desde su casa.
Por supuesto, existen muchas más consideraciones que deben ser tenidas en cuenta a la hora de garantizar que los sistemas permanezcan seguros, independientemente de la ubicación del usuario. La apresurada adaptación que han llevado adelante las empresas para reubicar a su fuerza laboral significa que han expandido o implementado el uso de sistemas para permitir el trabajo a distancia y la capacidad de atender a los clientes de forma remota, sin aplicar necesariamente consideraciones de seguridad. La opción más sencilla, cuando todo esto pase, será volver al escenario original y hablar con cariño de los recuerdos de los tiempos en los que todos necesitamos trabajar desde casa. Pero la realidad es que las decisiones tomadas como consecuencia de la pandemia han permitido a empresas de todo el mundo avanzar en los procesos de transformación digital, por lo que, en lugar de volver al status quo anterior, tal vez deberían considerar adoptar los cambios que han permitido continuar prestando sus servicios a los clientes y la flexibilidad de su fuerza laboral.
Tomemos como ejemplo una pequeña empresa local, un exitoso gimnasio que ofrece clases grupales y particulares. La empresa se vio obligada a cesar sus actividades de la manera en la que lo venía haciendo debido a las medidas de aislamiento social determinadas en su país. Por lo tanto, necesitaba buscar métodos alternativos que le permitieran continuar prestando sus servicios a los clientes y así poder mantenerse en funcionamiento. Con espíritu emprendedor, transformó rápidamente el negocio de clases presenciales a clases en línea, tanto para sesiones individuales como grupales. Esto también implicaba prestar y distribuir temporalmente equipos a sus clientes para que pudieran experimentar, la misma clase a la que estaban acostumbrados, solo que desde su hogar.
Aprovechando la oportunidad
¿Qué sucede cuando existe la posibilidad de volver a las clases presenciales y devolver el equipo al estudio? Es en ese punto en el que existe la oportunidad: ¿por qué volver al método anterior? La solución más sencilla es volver a la dinámica previa al confinamiento; sin embargo, existe una oportunidad única de ofrecer la combinación de ambas; es decir, clases grupales y particulares tanto en línea como presenciales. Esto también tiene el beneficio de que cuando los clientes viajan o no pueden asistir a una clase particular, se les puede ofrecer la misma a distancia (ya sea en tiempo real o no), para que nunca se pierdan una semana, independientemente de sus horarios. En tal caso, las soluciones implementadas temporalmente para impartir clases en línea deberán formalizarse y robustecerse teniendo en cuenta la posible escalabilidad del negocio.
La cuestión de la devolución del equipo podría crear una oportunidad comercial completamente nueva, como es la de alquilar el equipo al cliente. En tal caso, el negocio necesitará nuevos sistemas para administrar el alquiler de esos equipos, lo que puede implicar la calificación crediticia y los pagos de suscripción. Lo que a menudo tienen en común muchas de las empresas que han transformado con éxito sus negocios es la oferta de la suscripción, ya que esto permite a las empresas predecir sus ingresos y tomar decisiones a largo plazo sobre las inversiones.
La situación causada por la pandemia ha forzado la adaptación en el corto plazo, pero debe verse como un paso o un salto hacia la transformación digital, ofreciendo más flexibilidad a los clientes y empleados y potencialmente abriendo nuevas oportunidades de ingresos.